Cartas para el camino
(Libro del animador);


La Casa de la Biblia

Verbo Divino

Una propuesta de lectura del Nuevo Testamento debe incluir necesariamente algunas de las cartas de San Pablo: nuestro itinerario no sería representativo si no leyéramos estos escritos, los más antiguos y vigorosos de todo el Nuevo Testamento.

¿Por dónde empezar? Necesariamente por el principio, por las cartas más antiguas, las que abordan situaciones más concretas, las menos elaboradas, aquellas en las que la vida de las comunidades casi se toca con las manos detrás de cada párrafo, dejando para otra ocasión las cartas más ?teológicas?, aquellas en las que Pablo expresa de forma más sistemática su pensamiento.

Así pues, decidimos comenzar por la Primera Carta a los Tesalonicenses, un documento de excepcional valor para el cristianismo naciente, porque es su escrito más antiguo. Y junto a ella, las dos cartas a los Corintios, que testimonian la larga y accidentada relación de Pablo con una de las comunidades más florecientes de las fundadas por él. Estas tres cartas tienen muchas cosas en común, pues responden a problemas concretos y fueron escritas en fechas bastante cercanas. Al final optamos por incluir también la Segunda Carta a los Tesalonicenses, que con toda probabilidad es obra de un discípulo de Pablo, por su relación con 1 Tes y porque nos ofrecía la posibilidad de plantear en concreto el tema de la autenticidad de las cartas atribuidas a Pablo.
 
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