Lectura
del día: 18 de Febrero de 2023
La fe es el fundamento de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve. Por ella obtuvieron nuestros antepasados la aprobación de Dios. La fe es la que nos hace comprender que el mundo ha sido formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible proviene de lo invisible.
Por la fe ofreció Abel a Dios un sacrificio más perfecto que el de Caín; ella lo acreditó como justo, atestiguando Dios mismo en favor de sus dones, y por ella, aun estando muerto, habla todavía.
Por la fe fue Enoc arrebatado de la tierra sin pasar por la muerte, y nadie lo encontró, porque fue arrebatado por Dios. Antes de que fuera arrebatado, en efecto, se dice que había agradado a Dios. Ahora bien, sin fe es imposible agradar a Dios, porque para acercarse a él es necesario creer que existe y que siempre recompensa a los que lo buscan.
Por la fe Noé, advertido de cosas que aún no veía, construyó obedientemente un arca para salvar a su familia; por la fe condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la salvación que sólo por ella se consigue.
Todos los días te bendeciré,
alabaré tu nombre sin cesar.
Grande es el Señor y digno de toda alabanza,
es inmensa su grandeza.
Cada generación celebra tus acciones
y anuncia tus hazañas a la siguiente.
Ellos hablan del esplendor de tu gloria,
y yo repetiré tus maravillas.
Que tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que proclamen la gloria de tu reinado
y hablen de tus hazañas.
Seis días después, Jesús tomó consigo únicamente a Pedro, a Santiago y a Juan, los llevó a solas a una montaña muy alta y se transfiguró en su presencia. Sus vestidos se volvieron de una blancura deslumbrante, como nadie en el mundo podría blanquearlos. Se les aparecieron también Elías y Moisés, que conversaban con Jesús.
Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
-Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Estaban tan asustados que no sabía lo que decía.
Vino entonces una nube que los cubrió y se oyó una voz desde la nube:
-Este es mi Hijo amado; escúchenlo.
De pronto, cuando miraron a su alrededor, vieron sólo a Jesús con ellos. Al bajar de la montaña, les encargó severamente que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado de entre los muertos.
Ellos guardaron el secreto, pero discutían entre sí sobre qué podía significar aquello de resucitar de entre los muertos. Y le preguntaron:
-¿Por qué dicen los maestros de la ley que primero tiene que venir Elías?
Jesús les respondió:
-Es cierto que Elías debe venir primero y que restaurará todo, pero ¿no dicen las Escrituras que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Les digo que Elías ha venido ya y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito de él.
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