Lectura del día: 22 de Mayo de 2019 




Primera Lectura : Hch 15,1-6

Algunos que habían bajado de Judea enseñaban a los hermanos:
-Si no os circuncidáis según la tradición de Moisés, no podéis salvaros.
Este hecho provocó un altercado y una fuerte discusión de Pablo y Bernabé contra ellos. Debido a ello, determinaron que Pablo, Bernabé y algunos otros subieran a Jerusalén, para tratar esta cuestión con los apóstoles y demás responsables. Provistos, pues, por la iglesia de Antioquía de todo lo necesario para el viaje, atravesaron Fenicia y Samaría contando la conversión de los paganos, y llenando de gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y demás responsables, y les contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que se habían hecho creyentes, intervinieron diciendo que era necesario circuncidar a los convertidos y obligarlos a cumplir la ley de Moisés.
Entonces los apóstoles y los demás responsables se reunieron para estudiar este asunto.

Salmo : Sal 121,1-5

Me alegré cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor».
Nuestros pies ya pisan tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está construida como ciudad bien conjuntada;
allá suben las tribus, las tribus del Señor, para dar gracias,
según la norma de Israel, al nombre del Señor.
Porque allí están los tribunales del palacio de David,
los tribunales donde se administra justicia.


Evangelio : Jn 15,1-8

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. El Padre corta todos los sarmientos unidos a mí que no dan fruto y poda los que dan fruto, para que den más fruto. Vosotros ya estáis limpios, gracias a las palabras que os he comunicado. Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros. Ningún sarmiento puede producir fruto por sí mismo, sin estar unido a la vid, y lo mismo os ocurrirá a vosotros, si no estáis unidos a mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada. El que no permanece unido a mí, es arrojado fuera, como los sarmientos que se secan y son amontonados y arrojados al fuego para ser quemados.
Si permanecéis unidos a mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo tendréis. Mi Padre recibe gloria cuando producís fruto en abundancia, y os manifestáis así como discípulos míos.

 
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