Lectura
del día: 3 de Junio de 2023
Y gracias a ella he progresado mucho:
glorificaré al que me ha dado la sabiduría.
Pues me he propuesto practicarla,
he buscado apasionadamente el bien y no quedaré defraudado.
He luchado para conseguirla,
he sido puntual en practicar la ley;
he extendido mis manos al cielo,
echando de menos lo que ignoraba de ella.
Hacia ella he encaminado mi vida,
y la encontré en toda su pureza;
desde el principio me he dedicado a ella,
por eso nunca quedaré abandonado.
La he buscado apasionadamente,
por eso he hecho una buena adquisición.
En recompensa, el Señor me ha dado una lengua,
con la cual lo alabaré.
Acérquense a mí, los ignorantes,
y frecuenten mi escuela.
¿Por qué se privan de todo esto,
si están tan sedientos de eso?
He abierto mi boca para decirles:
«Adquiéranla sin dinero»;
sométanse a ella y reciban la instrucción,
pues está cerca y pueden conseguirla.
Comprueben con sus ojos qué poco trabajé
y qué gran descanso conseguí.
La ley del Señor es perfecta: da consuelo al hombre;
el mandato del Señor es verdadero: da sabiduría al ignorante;
los preceptos del Señor son rectos: dan alegría al corazón;
el mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.
El temor del Señor es puro: permanece para siempre;
los juicios del Señor son verdad: todos justos por igual;
son preferibles al oro, al oro más fino;
son más dulces que la miel, más que el jugo del panal.
Llegaron de nuevo a Jerusalén y, mientras Jesús paseaba por el templo, se le acercaron los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos, y le dijeron:
-¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado esa autoridad para actuar así?
Jesús les respondió:
-También yo les voy a hacer una pregunta. Contéstenme y yo les diré con qué autoridad hago esto. ¿De dónde venía el bautismo de Juan: de Dios o de los hombres? Contéstenme.
Ellos intentaban ponerse de acuerdo y razonaban así:
-Si decimos que de Dios, dirá: Entonces, ¿por qué no le creyeron? Pero ¿cómo vamos a responder que era de los hombres?
Tenían miedo a la gente, porque todos consideraban a Juan como profeta. Así que respondieron a Jesús:
-No sabemos.
Jesús les contestó:
-Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas.
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