Lectura
del día: 6 de Enero de 2022
Levántate y resplandece, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti. Es verdad que la tierra está cubierta de tinieblas y los pueblos de oscuridad, pero sobre ti amanece el Señor y se manifiesta su gloria. A tu luz caminarán los pueblos, y los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista y mira a tu alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Al ver esto te pondrás radiante, palpitará y se emocionará tu corazón porque derramarán sobre ti las riquezas del mar, y te traerán los tesoros de las naciones.
Te inundará un gran número de camellos y dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo oro e incienso y proclamando las alabanzas del Señor.
Oh Dios, da tu juicio al rey,
tu justicia al heredero del trono,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus humildes con equidad.
Que florezca en sus días la justicia,
y haya gran prosperidad mientras alumbre la luna.
Que domine de mar a mar,
desde el Eufrates hasta los extremos de la tierra.
Que los reyes de Tarsis y de los pueblos lejanos
le traigan regalos, y que le paguen tributos
los monarcas de Arabia y de Sabá;
que se postren ante él todos los reyes,
y lo sirvan todas las naciones.
Porque él librará al necesitado que suplica,
al humilde que no tiene defensor;
tendrá compasión del necesitado y del abandonado,
y salvará la vida de los necesitados.
Ahora bien, supongo que se han enterado de la misión que Dios en su gracia me ha confiado con respecto a ustedes: se trata del plan salvífico que se me dio a conocer por revelación.
n plan que no fue dado a conocer a los hombres de otras generaciones y que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas; un plan que consiste en que todos los pueblos comparten la misma herencia, son miembros de un mismo cuerpo y participan de la misma promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio.
Jesús nació en Belén, un pueblo de Judea, en tiempo del rey Herodes. Por entonces unos sabios de oriente se presentaron en Jerusalén, preguntando:
?¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo.
Al oír esto, el rey Herodes se alarmó y con él toda Jerusalén. Entonces convocó a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le respondieron:
?En Belén de Judea, pues lo dejó escrito el profeta:
Y tú, Belén, tierra de Judá,
ciertamente no eres,
la menor entre las ciudades
principales de Judá;
porque de ti saldrá un jefe,
que será pastor de mi pueblo, Israel.
Entonces Herodes, llamando aparte a los sabios, investigó con exactitud el momento en que había aparecido la estrella, y los envió a Belén con este encargo:
?Vayan e infórmense bien sobre ese niño; y, cuando lo encuentren, avísenme para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en oriente los guió hasta que llegó y se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de una inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y lo adoraron postrados en tierra. Abrieron sus cofres y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra. Y advertidos en sueños que no regresaran donde estaba Herodes, regresaron a su país por otro camino.
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